Cada poco tiempo, entre la multitud clandestina de las redes sociales y los implicados en la disciplina, se abre de nuevo el melón: ¿Qué es el freestyle? Hay quienes abogan (quizá los más veteranos) por la tradición, defendiendo la disciplina como el boxeo lírico que ha sido desde sus inicios, cuando los competidores no tenían más recursos que tirarse pellas de barro sucio al rostro. Otros, probablemente llevados por la profusión musical de la era de las plataformas, piden un freestyle desatado de careos y conceptos, más musical. Hay quienes saborean los posos de los dobles sentidos o las rimas abstractas y quienes se excitan con la inmediatez de una grosería o un patrón con mil skills. En la búsqueda por la definición más acertada de freestyle, incluso el entrenamiento se pone en duda: ¿Es un valor de crecimiento o una traición a la improvisación?
Desde mi punto de vista, el freestyle no es ni más ni menos que el formato de la competición o programa en el que se participa. La que reseño aquí, que probablemente es la más importante por repercusión y volumen, es la Freestyle Master Series (FMS), que prima la constancia, la variedad y los conceptos. Pero las ha habido, las hay y las habrá de muchos tipos: el aliento callejero del Quinto Escalón, la inmediatez a mano alzada de la Red Bull, la coctelera de parejas, tríos o cuartetos de God Level. También hay experimentos como el Desafío de Reyes chileno, el entretenimiento descarado del Samsung the Freestyle o los clips autónomos de Bnet en Vodafone Yu.
Cada formato exige unas cualidades particulares de los freestylers en las que deben enfocarse si quieren sacarle el máximo rendimiento. Es claro que el freestyle empieza por rapear de forma improvisada sobre una base musical, pero a partir de ahí existen muchos modos de expresión. Igual que la célula básica del fútbol es la suma de un balón y dos pies, aunque luego se exprese en diferentes formatos: fútbol once, fútbol sala, fútbol playa, fútbol tenis, dos mochilas a modo de portería en un patio de colegio, una tipa haciendo malabares con un Jabulani en Tik-Tok. Modric puede salir descalzo al Bernabéu y jugar a darle al banderín de córner, pero le van a terminar largando porque así no se juega a ese formato. Un freestyler puede obviar las palabras del Hard Mode y marcarse un minuto libre, pero ha de atenerse a las consecuencias.
El problema viene cuando, sobre casi todos los demás, existe un formato dominante que acumula el dinero, el tiempo y la pasión de los aficionados. En este caso es la FMS. Entonces, o se moldea la competición hacia un gusto convenido entre todos o se plantean alternativas. Lo primero es una utopía a la que hay que aspirar para tratar de satisfacer al mayor número de agentes posibles y lo segundo una necesidad para que una única forma de ver el free no se imponga sobre las demás. Igual que Bnet le ha encontrado un sitio a sus capacidades en Vodafone Yu, podría existir un circuito paralelo o distintos programas o canales que primaran la vertiente más libre, desbocada y melódica de la disciplina. Pero parece que, por el momento, no existe esa alternativa. La FMS, por suerte, sí que va cambiando. Y ante el reclamo de parte de la comunidad que quiere desapalabrar el formato, ha llegado el Beat Mode.
Esta nueva ronda consiste en que el freestyler debe escoger entre seis tipos de instrumentales (Dancehall, Drill, Reggae, Electro rap, Nu metal, Trap) y mimetizarse con la seleccionada. Se supone que han de primar las virtudes musicales del rapeo: entrada, adaptación, variaciones, exaltación, puesta en escena, colaboración con el público y los compañeros. Como todo lo novedoso, el Beat mode requiere de un tiempo de ajuste para que los participantes digieran y los jueces calibren. Juancín, jurado de FMS Argentina, reconoce en El Sexto Round el debate interno sobre cómo puntuar esta ronda: ¿Debe haber punchlines en el beat mode o tiene que funcionar como un oasis musical sin sangre? ¿De haberlos, qué enfoque deben tener? ¿Importa más la puesta en escena o la interacción con el público?
Entre los jueguitos con los que el DJ puede retar al improvisador, Juancín propone momentos en los que se apague o filtre el bombo y caja, de modo que el freestyler tenga que vérselas musicalmente con el beat sin su latido. Y es que, si normalmente el DJ funciona como canalizador o enaltecedor del discurso sobre la marcha del MC, sería interesante que en esta ronda también actuara como modificador… ¿O incluso como rival? El Beat mode debe basarse en beats vivos con rectificaciones que hagan patinar rapeos y filtraciones que cambien pulsos. Soen, jurado de FMS España, habla de los puntos negativos que detectó en esta ronda en la FMS Internacional, donde se inauguró hace unas semanas. Soen apuntó que el drill, el trap o el dancehall ya están plenamente integrados en el formato y suenan en otras rondas, generando una saturación en público y competidores. Así que parece mejor idea apostar por colores como el reggae o el nu metal, muchos menos habituales en los repertorios de los DJ’s. En el vídeo de Juancín se plantea incluso la posibilidad de implementar beats de salsa, flamenco y otras músicas folclóricas, de donde podrían salir minutos genuinos.
Personalmente, me parece una buena oportunidad para satisfacer a esa parte del público que quiere más libertad en FMS. Y valorar las virtudes estrictamente musicales, melódicas o fluyentes de la ronda. Por lo visto hasta ahora, parece que el público lo agradece, viviendo el Beat mode como un conciertillo en medio de la reyerta. A continuación, reseño los Beat mode de cada uno de los participantes en la jornada 5 de FMS España en el Pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza. Y he concluido cada intervención con una pregunta que me haya suscitado sobre la tasación de esta nueva ronda.

MNAK: Nu metal
Mnak ya venía de una exitosa experiencia competitiva en el Beat mode en la FMS Internacional contra Vijay Kesh. Sobre aquel beat de Sonicko resbaló como el agua en la piedra, apenas tirando un punch diluido en música. Pero se quedó con ganas de Nu metal a juzgar por sus peticiones al público. Contra Hander se resarció de su elección, pero a mi juicio en un minuto menos impactante. Las guitarras parecían un poco flojas (al menos en el vídeo de Playz, desconozco el volumen del directo), por debajo del flow hardcore y gritón de Mnak. Ese desequilibrio se trasladó al discurso, que se fue desde referencias del metal (System of a Down) que le llevaron a proclamas antisistema (El sistema no te educa, te miente), citas zaragozanas (Aquí el rap hardcore es música de fiesta) y un par de punchlines sobre la apariencia del rival (No sabía que había nacido daltónico el Bosco). A mi gusto, mucho mejor en contenido este minuto que el que se marcó contra Vijay, pero menos compacto musicalmente. ¿Se debería primar en el Beat mode, ya que estamos hablando de una ronda más musical, la redondez del minuto sobre el filo de los patrones?
HANDER: Drill
Como todos estamos un poco a la expectativa sobre qué esperar del beat mode, Hander advirtió al público de que pedía un Drill pa’ fluir. Sin reflexión. Sin sangres. Empiezo a rapear y la gente una sonrisa esbo… voy a gozar. Y así fue. Sobre un beat más épico que el de Mnak (Vas a escuchar las notas de este Mozart), Hander empezó un chorrón de rimas rápidas rimadas en osa y oza que se calzaron ricas en la base. Primó la rima, salteada de skills, y reclamó que no hizo cuatro por cuatro, aunque sean dieciséis, reivindicando el fluir en el Beat mode. De cualquier forma y a pesar de ir último en la clasificación, Hander demostró que es un bicho fastidioso para cualquiera y que se adapta a cualquier medio.
Fue significativo en esa batalla el análisis de Soen que he mencionado anteriormente, puesto que el propio Hander verbalizó, cuando en el inminente minuto libre le pusieron otro doble tempo, que igual no llegaba. ¿Hace falta más variedad en los repertorios?
BLON: Nu metal
Elekipo le espetó a Chuty que iba a utilizar la instrumental como temática, aunque Chuty respondió sin cumplir esa premonición. En cambio, eso fue justamente lo que hizo Blon, cuyas improvisaciones son obtenidas de un vending de referencias. Sobre un Nu metal más electrónico que el de Mnak, Blon tiró toda la sangre que pudo desde nombres de grupos de rock: Black Sabbath, Kiss, Led Zeppelin, Linkin Park, Judast Priest, Marilyn Manson. Y aunque se encorvó en una actitud un pelín más agresiva y demostró su habitual bagaje cultural, le costó llegar a la inmersión musical que se supone que exige el Beat mode. De vuelta a la pregunta sobre los punchlines en esta ronda ¿Se deberían puntuar menos si no se fluyen originalmente, aunque sean ingeniosos y enfocados como los de Blon?
GAZIR: Electro rap
Antes de empezar su Beat mode ya le tiró a Blon: mira que a mi me gustan las referencias y todo eso, pero tenía entendido que esto era de pillar una base. Y pidió un electro rap. Y DJ Verse puso a botar inmediatamente a todo pabellón. El ambiente generado cuando se soltó la instrumental puso en evidencia que las nuevas generaciones, que suelen ser las que consumen batallas y pagan entradas, están más habituadas a la música urbana que al rock. Cosa que puede influir en la elección de beat de los freestylers, por lo menos hasta que llegue una base de Nu metal zumbando a nuevas velocidades o alguien brame un minuto histórico sobre guitarras eléctricas.
Volviendo a Gazir, desde la USN está reformulando su flow y despachando las críticas sobre su rap mecánico. La entrada al Electro rap de este domingo es de las mejores muestras de su rango musical, silabando al ritmo frenético del beat. La mente asturiana exhibió cuerpo modulando a la velocidad de un rayo electrónico, moviéndose de lado a lado como un loco, rompiendo palabras, ametrallando sílabas, contoneándose, cacareando y concordando los punchlines con el flow del que venían. Quizá en este modo son más efectivos, por su emparejamiento con la base, los golpes repetitivos del Villa maravilla que marcadas referencias. A partir del 3:47 de este video, Piezas explica esta distancia actual entre Blon y Gazir. Un electro Gaz de lo más sorprendente y disfrutable de la jornada, en la que volvió a gobernar según las tablets del jurado. ¿Son las cualidades de este minuto las que debería tener un Beat mode modélico?
TIRPA: Drill
Tirpa, como Hander, volvió a avisar que su Beat mode iría en la vibración de los temas y no de la competición. Drill que empezó desacompasado y que fue subiendo de temperatura a medida que Tirpa iba enganchándose a la chepa de la instrumental y montándola con más furia. Si te pillo por la calle corres más que Vinicius, dice, y hace el gesto de correr, viniéndose arriba y apuntándose el mejor bailecito de la jornada.

Trilero moviendo paquetes, agitando la palma con desprecio hacia el banquillo. ¿Vale más la puesta en escena en el beat mode que en otras rondas, ya sea en forma de bailoteos, poses o amenazas?
ZASCO: Trap
Charlando y ganándose al público desde antes de empezar, Zasco se decanta por el Trap. Y volviéndose loco a metriquear es cuando mejor se lo pasa: Yo desvarío en el mic / pero me confío y te lío mil: / soy el tío Phil. Pero como pasará con Sweet Pain, su Beat mode es difícilmente distinguible de sus mejores minutos libres. A mitad de ronda se da cuenta de que lleva un rato clavado en el centro de la tarima mirando al público y haciendo cortes con la mano, y entonces gira hacia su rival y la banca. Aunque una gran parte de la comunidad del freestyle agradecerá una ronda para el despliegue de las construcciones virtuosas de Zasco, la puesta en escena no pareció la más adecuada para el Beat mode. Y solo un par de referencias a Tupac y Biggie cayeron como telón de cierre. Tengo una duda general: ¿Existen casillas extra en el Beat mode, o se interiorizan en una única votación como piden algunos freestylers?
SARA SOCAS: Reggae
Has perdido desde que han puesto el beat mode, que está hecho para Sara Socas y su flow. Debutó el reggae y lo hizo mecido en la mejor voz de la liga. Cantar o entonar solía ser una nota de color esporádica para quienes sabían hacerlo: ahora puede extenderse a todo un minuto. Igual que Lokillo en la FMS Internacional y Jaze en la FMS Perú, Sara Socas emocionó al Pabellón Príncipe Felipe con un reggae. La freestyler canaria ya había ensayado el estilo en el Especial Navidad de FMS España, y quizá entonces se ajustó más al género jamaicano en ritmo y en temática. Lo digo porque el domingo me pareció un pelín «sobrecantada» y las referencias fueron enfocadas al mundo de la música en general más que al del movimiento rastafari. De cualquier modo, la entrada sonó magníficamente imbricada con la base, burbujeante y con novedosas frases hechas en francés. Demasiado fresco y con guiñito a Bizarrap, Sara no le pone techo a su repercusión, que probablemente haya aumentado desde el Beat mode de Zaragoza. Repercusión de la sana, de la de entender y de la de admirar. Como ella misma concluyó sin descabalgarse del reggae: esto no se entrena, viene de nacimiento. Y es que cantar ha sido durante años una especie de tabú o concesión comercial para los raperos. La nueva generación de la música urbana es menos talibán al respecto, pero me cuesta ver a improvisadores forjados a crudo rapeo atreverse a más música. Sara, sin embargo, parece allí nacida y tiene un nicho de puntos a explotar: en la entrevista (1:38) explica los efectos beneficiosos que tiene en ella cantar en batalla más allá del beat mode.

MISTER EGO: Reggae
Uno de los momentos de la tarde. A pesar de que pueda perder la batalla yo me arriesgo. Y Mr. Ego escogió el reggae en el que acababa de deslumbrar su rival y sonó muy bien, entonando rasta y acelerando Morodo. El insultador madrileño no puede desligarse de la sangre y respondió a Sara con relajado mood jamaicano. Lo mío no viene de nacimiento, pero sé que va a durar después de que yo esté muerto. Referencias climáticas al mechero, al papel y Bob Marley, y un final de skills de shushi crudo y psicopatía completaron un minuto convincente. ¿Qué debería puntuarse más, la búsqueda de la perfección en lo que uno domina (a lo que aspiró Sara), o la defensa sorprendente en lo que de uno no se espera (como lo clavó Míster Ego)?
SAWI ELEKIPO: Nu metal
Bekaesh calentó al público para el tercer nu metal de la jornada, que parece que gusta a los freestylers. Un efecto de grito gutural y un desempeño decente de Sawi, cuya voz gruesa y su estilo Sho-Hai le cayeron bien a la base guitarrera. El enfoque fue un poco raro con citas a Estopa y Goku, además de criticar a Chuty por utiliza la instrumental de temática para justo después dar su mejor frase haciendo eso mismo: te estoy arrancando las cuerdas vocales / como si estas fueran las guitarras de Iron Maiden. Como es lógico, y aunque muchos participantes preguntan al público, al final escogen una base que se adecúa a sus características de rapeo ¿Qué pasaría si fuera el propio DJ o el rival quien escogiera la instrumental?
CHUTY: Electro rap
Si hay una guerra de fondo que se va filtrando con el devenir de las jornadas es la de Chuty contra Gazir. Son los dos primeros de la tabla y, a priori, las superpotencias que se disputarán el título en un enfrentamiento final. De momento, Chuty es el líder de la general y Gazir el que alcanza las cotas más altas (4 MVP’s).

Por eso imagino que Chuty eligió la misma instrumental que escogió Gazir: quería batirlo en la distancia. Y quizá de ahí sus declaraciones al final de la batalla, en las que se quejó de su estancamiento en los puntajes de los jueces (minuto 12:20), exprimiendo en cualquier micro las posibilidades de mejora. En otra de las entrevistas de Playz, comentó que la organización les había dado a los participantes y a los jurados un briefing sobre cómo iba a estar orientado el Beat mode (50:48). No estaría mal que esa hoja de ruta fuera publicada para el público masivo y supiéramos a qué se deben atener jueces e improvisadores para no criticar erróneamente.
DJ Verse activó una instrumental carismática con una intro de beatbox de Grison (La Resistencia) que enseguida agitó a todo dios. Chuty, enfocado en vulcanizar el pabellón e involucrar al público con sus saltos, entró un poco alterado a la base enervando las primeras frases. Fue en su primera gran variación de flow donde encontró, a golpes nítidos, uno de los patrones más espectaculares de la noche: que decir / es verdad / pero note que en el beat / yo le voy / a matar / ahora que me va a decir / a la liga va llegar / solo sususubir / para bajajaja. Una risa despectiva para darle una viveza inédita a la palabra. Como Juancín concluía en su vídeo sobre el Beat mode, no se premia el punch sobre el contrincante, pero sí se debe jugar con su presencia englobada en el aura del beat. Chuty lo ejemplificaba de la siguiente manera: Tengo mi rap, tengo mis modales / Tú no has movido a la gente demasiado bien / pero yo juego con ventaja: no es mi primera vez. En la última interactuó con el banco, recurso que no se había hecho previamente en la ronda. En general y desde la distancia, me pareció un minuto explosivo y variado, mucho más disfrutable en directo que en casa, desde donde el de Gazir me sonó más macizo y rumboso. ¿Se debe valorar más un minuto con muchas variaciones de flow y discurso o, por el contrario, se han de premiar los ejercicios más lineales que diluyan los patrones?
SKONE: Dancehall
Dentro del extraordinario nivel que dio Skone en toda su batalla, su beat mode estuvo a la altura. Quizá no fue el minuto más impactante, pero hizo de la moderación una virtud donde a otros el exceso de energía les hizo hacer derrapar alguna frase. Bailado de cabo a rabo, divertido y disfrutón. Un primer patrón cantado y culminado en scratch golfo (¡qué poquito que perre, que perre, que perrea!), jalonando punchs imbuidos del espíritu festivo (Camarera, pone un ron cola / baila, como tu boca que ya baila sola o Estoy nervioso y tranqui / parezco Sema en los cuartos de baño de Fabrik) y moviendo a su son a la banca (Parezco Messi, por cómo les parto la cadera). Si Mnak citó literalmente a Kase.O, el de Málaga a Cosculluela, en un recurso muy efectivo para el beat mode si la gente lo reconoce y lo corea. Algo que me llamó la atención es que Skone no demasiadas peticiones explícitas al público, y aún así se los llevó en el bolsillo a bailar por todo el escenario. Después de tantos freestylers pediendo manos arriba, me pareció de agradecer que Skone convenciera solo con sus ritmos. Quizá el público, para esa última batalla del día, ya sabía que esa era su labor, pero no por ello le resto seducción a Skone. ¿A quién se debe puntuar más, a aquel que pide con efusividad la participación del público o aquel que es capaz de agitarlo solo con el poder de la música?
SWEET PAIN: Drill
Sweet Pain cerró el Beat mode con un drill a la velocidad del diablo, aunque no se distinguió tanto de cualquiera de sus minutos libres. Reduciendo la sangre al máximo, Sweet desvaría como le gusta por carreteras secundarias del pensamiento. Lanzó poderosas imágenes poéticas (que tengo el cora con la coraza de corales) y frases de cuento oscuro de los hermanos Grimm (A mi vienen a verme monstruos como Julio Verne / pero ninguno pudo interiorizar lo suficiente como para llegar a conocerme) como habitúa, pero ninguna relativa a la industrial musical. Un buen minuto canónico de Sweet Pain, pero poco aproximado a los requisitos del Beat mode. Es como si un brujo controlara con vudú al psicólogo de los Bulls y hubiera cambiado la música por penny dreadfuls en el vestuario. ¿Os gusta el Beat mode?